Desacuerdo sobre lo que es investigación social científica: algunas impresiones

Por: Juan Rojas González Docentes: Omar Barriga y Guillermo Henríquez
Asignatura: Métodos y técnicas de investigación social

Hoy en día la sociología, al igual que otras disciplinas de las ciencias sociales, continúa siendo vista por docentes y estudiantes como un campo que se aboca críticamente a los problemas que investiga, poniendo en cuestión aquellos aspectos del orden social que condicionan la aparición de estos problemas; aunque la realidad de muchos sociólogos que se desempeñan en el campo laboral no ha reflejado precisamente la concreción de estas expectativas. Pienso que esta divergencia refleja la propensión por parte del mundo académico de difundir un determinado modo de hacer investigación social, descartando otros modos de realizar investigación que son catalogados de “no generar nuevo conocimiento”, incluso de ser “funcionales” o “favorables al statu quo” -aseveraciones no pocas veces escuchadas- pero que paradójicamente son los más recurrentes en el quehacer profesional de la disciplina. Es inverosímil que la investigación social académica sea todavía considerada como la única que es verdaderamente científica, pues como sostienen acertadamente Barriga y Henríquez existe una diferencia entre las formas de investigar dentro y fuera del mundo académico en función de la naturaleza del objeto de estudio, pudiendo ser éste un objeto artesanal -aquél que surge de las propias inquietudes del científico social- o un objeto prefabricado -aquél que surge de los intereses de otros actores y cuyo estudio es solicitado al científico social- y que estos autores también han denominado como objeto propio y objeto ajeno respectivamente; aunque en sus propuestas de construcción del objeto de estudio no se ocupan de esta distinción, pues se centran en el objeto artesanal o propio por ser el más enseñado tradicionalmente. El hecho de haber explicitado la identificación de más de un objeto de estudio posible de investigar, no obstante, se alinea a la incertidumbre de muchos estudiantes que se han formado como sociólogos en esta universidad -entre los cuales se incluye mi caso y el de un gran número de ex compañeros- que durante los últimos años de la carrera experimentamos, o más bien sufrimos, una especie de aterrizaje de nuestras proyecciones idealistas como profesionales críticos de la realidad tras ir conociendo las experiencias laborales compartidas por los propios ayudantes o becarios docentes en pregrado; sensación que nuevamente he experimentado tras la revisión de ofertas de trabajo, que por lo general se enfocan hacia el diseño o participación en investigaciones que no tienen los mismos propósitos que la académica. Me consterna que la práctica docente a nivel de pregrado, al igual que muchos de los textos de metodología consultados en ese período, no hagan mención de las vicisitudes particulares que comporta cada una de las posibles áreas ocupacionales del sociólogo, asumiendo y a la vez difundiendo una transversalidad o generalización de la investigación social de tipo académica a todas estas opciones. No deja de parecerme loable el planteamiento de Lenoir de que el objeto sociológico está rodeado de representaciones que condicionan su definición -por ejemplo, como un problema social- y que el sociólogo debe, para construir su objeto, superar estas representaciones y analizar los factores que las constituyen e institucionalizan; lo mismo puedo decir sobre el planteamiento de Becker de que el mundo de los científicos sociales cuenta con un conjunto de imágenes sobre el funcionamiento del mundo social y que el sociólogo puede hacer uso de los trucos que estas imágenes posibilitan para una construcción más certera de su objeto de estudio. Sin embargo, estas propuestas son aportadas por docentes e investigadores universitarios, es decir académicos, en las que se asume una concepción unívoca del objeto de estudio y que requieren un grado considerable de independencia de parte del investigador, por lo cual me parece que estos autores caen en la generalización, sin ser los únicos por supuesto, del modo académico de realizar un estudio en ciencias sociales. El actual panorama en torno a las opciones laborales del sociólogo es poco favorable para poner en marcha investigaciones en la manera que se ha enseñado tradicionalmente, pero no por ello se debe menospreciar o condenar aquellos abordajes que no necesariamente se ciñen a este formato. Es imperativo -sin olvidar lo difícil que puede llegar a ser- que la formación en metodología de la investigación social adopte una visión capaz de conciliar las exigencias provenientes tanto de profesionales académicos como no académicos. Creo que debe prestarse atención a los criterios propuestos por Sautu acerca de lo que es una investigación científica en ciencias sociales, pues me parece que a partir de esos criterios habría un esfuerzo por alcanzar esta conciliación, hecho que podría ayudar a resolver una de las controversias que atraviesan a las ciencias sociales en general, y a la sociología en particular.

11 de abril de 2012, Ciudad universitaria.