EDUCACION: EL PERMANENTE RETO DE LA SOCIEDAD

En este mundo globalizado e intercomunicado, se hace imperiosa la necesidad de fortalecer los estándares educativos no solo a nivel individual sino colectivo, de manera que abarque los diversos niveles socioeconómicos que componen nuestra sociedad, con el fin de unir esfuerzos enfocadas hacia el desarrollo económico y cultural de una colectividad.

El antiguo poeta griego Hesíodo mencionó sabiamente que “La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser”, aunque esta es una declaración muy antigua todavía sigue y seguirá siendo absolutamente vigente. Sin embargo es evidente que esta gran oportunidad de ‘aprender a ser lo que puedes ser’ no la tiene toda la población mundial. Aunque todo ser humano tiene un gran potencial, las condiciones socioeconómicas, el entorno y la cultura en la que se desarrolla el individuo tiene un fuerte impacto en su futuro académico. No es un secreto el hecho de que las comunidades más pobres tienen un acceso sumamente limitado o incluso nulo a la educación, y si acaso lo tienen la calidad de dicha educación en la mayoría de los casos no cumple los estándares que este mundo exige hoy por hoy.

Casi 800 millones de personas en todo el mundo no saben leer ni escribir. En su mayoría, son mujeres y niñas que pierden los beneficios de la educación, aún cuando esta supone una herramienta de gran valor contra la pobreza y los conflictos, pero además, contribuye a mejorar la salud y la independencia económica.
En un mundo alfabetizado, sin diferencias, donde todas las personas pudieran acudir a la escuela, la situación sería muy diferente. La educación implica paz, seguridad, empleo, acceso a la salud, igualdad, derechos, prosperidad, futuro. Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre el Impacto social y económico del analfabetismo recuerda que este problema social es es consecuencia de varios factores simultáneos: pobreza, desnutrición, problemas de salud, trabajo infantil, migración y falta de acceso a entornos de enseñanza y aprendizaje continuado. Definitivamente quienes carecen de educación tienen más probabilidades de sentirse inseguros, indefensos o en riesgo.
En América Latina la desigualdad es evidente y claramente notoria. La mayor tasa de personas adultas analfabetas se registra en Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, mientras que Argentina, Chile y Uruguay cuentan con las tasas más bajas. Según un informe reciente del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) en estos países entre el 6 y 9% de los adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años son analfabetos absolutos. Aun así́, es paradójico que en estos tres países Guatemala, Honduras y Nicaragua es donde se observa la disminución más intensa del analfabetismo entre la población joven (Informe: El Analfabetismo en américa Latina SITEAL, Febrero 2013). Este mismo informe indica que especialmente en Guatemala y Nicaragua fue donde, durante la década del 2000 – 2010, la proporción de adolescentes y jóvenes que no saben leer ni escribir se redujo a la mitad especialmente en la población de 15 a 24 años.
Como guatemalteco, veo con preocupación pero con esperanza estos datos ya que esto refleja que hay un compromiso renovado en mi país con relación a esta tarea, para la cual cualquier esfuerzo que se realice será beneficioso para el crecimiento económico del país y la reducción de la inseguridad al brindar opciones laborales para la población. Pero para ello se deberían cumplir objetivos como el de la ampliación de la cobertura educativa a los niveles económicos más bajos -con la correspondiente inversión en infraestructura física y adecuación de las instalaciones educativas-, mejora de la calidad educativa, formación permanente de los docentes, promoción de la equidad de género en la enseñanza y el enriquecimiento cultural que nos lleve a ser una sociedad multilingüe y multiétnica de la mano con programas de alimentación y suministro de útiles escolares básicos que favorezcan el aprendizaje del estudiante.
Si bien es cierto los cimientos de una buena educación se establecen desde la infancia, también hay que tener en cuenta que muchos de los adultos de hoy en día han tenido una educación meramente empírica basada en su experiencia laboral que aunque es práctica no deja de ser necesario complementarla con programas de educación formales y continuados que permitan desarrollar al máximo las habilidades profesionales y culturales del individuo.
El libro Perspectivas Actuales de la Educación menciona: “La calidad de la educación es una condición para la eficiencia económica”, sin embargo también admite que aunque “en nuestros días, una empresa de calidad exige de sus trabajadores autonomía intelectual, capacidad de pensar, de ser ciudadano. La calidad del trabajador ya no se mide por la respuesta a estímulos momentáneos y coyunturales, sino por su capacidad de tomar decisiones” (Gadotti M. Perspectivas Actuales De La Educación [e-book]. México, D.F.: Siglo XXI; 2003 págs.. 310, 311).
Gadotti admite también que “el sistema productivo es también una victima de la mala calidad de la educación” y aunque la educación es principio es deber el Estado también es responsabilidad de la sociedad, de la familia y de la empresa. Por tal motivo las organizaciones deben estar cada vez más dispuestas a invertir en la actualización académica de sus empleados de forma tal que los haga más competitivos frente a sus pares.
Sin duda hoy en día la educación no es sólo cuestión de niños y adolescentes, el proceso educativo debe persistir en el hombre durante toda su vida, sin embargo la falta de tiempo que aqueja a muchos trabajadores que vemos la necesidad de superarnos intelectual y personalmente, no permite la asistencia física regular a un aula de clases, por lo anterior y gracias a la tecnología y a la presencia de programas de educación formal a distancia, tenemos ahora la gran oportunidad de experimentar los grandes beneficios de la Andragogía la cual es el conjunto de las técnicas de enseñanza orientadas a educar personas adultas, en la cual nos convertimos en facilitadores de nuestro propio proceso de aprendizaje, planificamos, administramos nuestro tiempo y dirigimos nuestro ritmo de autoaprendizaje, compartiendo nuestra experiencia con bases metodológicas y fundamentos cognoscitivos sobre el área de nuestro interés u ocupación.
En definitiva, estoy convencido de que la educación tanto académica como moral nos hace ser mejores personas, mejores ciudadanos y mejores trabajadores, por tal motivo valoro las oportunidades que la educación brinda, ya sea que sigamos un programa presencial, a distancia, mixto, pedagógico o andragógico todo ello hace parte de los esfuerzos que debemos hacer como individuos, empresas o gobiernos para facilitar que la mayor parte de la población económicamente activa tenga una mejor calidad de vida para sí mismos y los suyos.