LIBERTY UNIVERSITY BAPTIST THEOLOGICAL SEMINARY

Monografía: Los atributos de Dios: el amor

Presentado a Dr. Gerardo Alfaro, en cumplimiento parcial de los requisitos para cumplir el curso

Theo 525 de1
Teología sistemática

por

Daniel Eugenio Zangaro
14 de Diciembre del 2014

Declaración de tesis En esta monografía, realizaré un estudio teológico para determinar lo que realmente significa el amor de Dios. Comenzaré analizando la base bíblica, para luego enfocarme en la benevolencia, la gracia, la misericordia y la persistencia. Además responderé a la pregunta si existe conflicto entre el amor de Dios y su justicia, aportando mi propia conclusión.

Contenido

Introducción 1
El amor de Dios 1
Estudio teológico de la benevolencia 1
Estudio teológico de la gracia 1
Estudio teológico de la misericordia 3
Estudio teológico de la persistencia 3
El amor y la justicia de Dios ¿Un punto de conflicto? 1
Conclusión 1
Bibliografía 1

Introducción

En el presente trabajo buscaré profundizar el significado del amor de Dios, realizando un estudio teológico basado en los pasajes bíblicos más relevantes en que se expresan su amor por la humanidad. Para muchos, el amor constituye el atributo básico, la auténtica naturaleza de Dios. Los pueblos de la antigüedad, ya sean griegos, romanos o egipcios eran politeístas, creían en dioses que por lo general se caracterizaban por el egoísmo, la maldad o la venganza . Las personas buscaban aplacar su ira o ganarse el favor de los dioses, mediante la realización de toda clase de rituales o sacrificios, pero al no haber revelación nunca podían estar seguros de que le agradaba a los dioses y que no. El pueblo de Israel sin embargo era muy diferente a sus vecinos, eran monoteístas y creían en un Dios, caracterizado por su inmenso amor, quien los había escogido como pueblo suyo, revelándose a sí mismo, para que a través de ellos pudiera alcanzar a toda la humanidad. La necesidad más grande del ser humano es el conocimiento de Dios y para esto es importante conocer sus atributos y dentro de estos, el amor se ubica en un rol preponderante, porque hace a la esencia de la naturaleza de Dios. Una real comprensión de lo que significa el amor de Dios nos ayudará a relacionarnos mejor con El, lo cual influirá en nuestra vida de fe, oración y servicio cristiano. Entender la gracia y la misericordia como dimensiones de ese perfecto amor de Dios, nos ayudará a entender de manera más completa el deseo que habita en Su corazón:
"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.", (2 Pe 3:9).
El amor de Dios Los atributos morales de Dios incluyen la pureza moral, la integridad y el amor. Este último, para muchos es el atributo básico, la naturaleza auténtica o la definición de Dios. La Biblia misma define a Dios diciendo que El es amor. " El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. (1 Jn 4:8) y también: Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (1 Jn 4:16). Además la Biblia hace referencia al Dios de paz y amor: "Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros." (2 Cor 13:11). El amor de Dios puede entenderse de manera general como un darse y compartirse a sí mismo . Surge de los textos bíblicos que este amor siempre estuvo presente, aún antes de la creación, en la Trinidad. "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo." (Juan 17: 24). Jesús claramente expresa su amor hacia el Padre: "Más para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago.", (Juan 14:31). Pero también el Padre manifiesta su amor por el Hijo. "Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.", (Mat 3:17). Sería imposible estudiar la Palabra de Dios sin entender la relación de amor entre Dios y la humanidad. El apóstol Juan nos explica que lo que realmente demuestra que alguien conoce a Dios es el amor, justamente porque esa es su esencia: "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor."( 1 Jn 4:8) y también: "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (1 Jn 4: 16). El amor como atributo de Dios, forma parte de su naturaleza de perfección y divinidad, incluyendo dimensiones tales como la benevolencia , la gracia y la misericordia a tal punto que se dio a sí mismo para la humanidad.
Estudio teológico de la benevolencia La benevolencia es una dimensión básica del amor de Dios, es su preocupación, desprovista de egoísmo, por el bienestar de los que ama. Quizás el texto por excelencia que podemos referir para expresar la benevolencia de Dios es "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna", (Juan 3:16). Debemos ver el amor de Dios como un amor ágape, su interés es altruista, buscando nuestro propio bien. En Juan 15, Jesús hace la analogía entre la relación creyente - Salvador, con la que hay entre dos amigos."Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos." (Juan 15:13). Jesús no sólo murió por sus amigos, sino también por sus enemigos, por aquellos que lo odiaban o aborrecían. El amor de Dios, no es un amor interesado como pudiera ser el del mundo, El no necesita de nosotros bajo ningún aspecto, sin embargo nos ama, es un amor sin esperar nada a cambio. En cuanto a esto el Apóstol Juan nos enseña: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.", (1 Jn 4:10). También dice la Biblia: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.", (Rom 5:8) y "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida." (Rom 5:10). También la misma Palabra nos da una definición de amor: " El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. (1 Cor 13:4-8). El amor de Dios proveyó para nuestra salvación enviando a Jesús para que a través de su muerte, tuviéramos justificación con nuestros pecados restaurando la relación con el Padre. Pero además en Lucas 15, leemos el relato de varias parábolas por la cual podemos afirmar que Dios nos anhela, nos busca, sale a nuestro encuentro. Esto es claro en el caso del pastor que deja las noventa y nueve ovejas y va en busca de la que se le perdió o de la mujer que barre toda su casa, para encontrar la moneda perdida e incluso en la conocida parábola del hijo pródigo, el padre anhela el regreso del hijo y cuando lo ve venir, sale a su encuentro. Dios nos ama por ser semejantes a Él y en esto ninguno de nosotros tiene mérito alguno, sino que fue por su propia voluntad. La benevolencia de Dios implica su protección y provisión para toda la raza humana. En tal sentido, Pablo dijo: " si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones, (Hech 4:17). La benevolencia de Dios no discrimina por edades o raza, tampoco por el hecho de ser pecadores o santos, humanos o animales, sino que es ofrecida por Dios para todos y sin ninguna distinción. Tampoco es algo que reserva para sus escogidos, dice la Biblia: " para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos." (Mat 5:45).
Estudio teológico de la gracia. La gracia es otro de los atributos que forman parte del amor de Dios. Y este amor es tal, que no trata a la humanidad conforme a sus méritos, o por lo que valen o merecen sino por su bondad y generosidad. J. L. Packer afirma que la gracia es el amor de Dios libremente ofrecido a los culpables pecadores, sin importar sus méritos para obtener tal regalo. Agustín decía "Dame la gracia para cumplir lo que me mandas y mándame a hacer tu voluntad" Debemos distinguir la gracia del altruismo benevolente de Dios. Esta última como fue definida es la idea de que Dios no busca su propio bien, sino de los demás. El tendría todo derecho a exigir que nos ganemos su amor, sin embargo el nos otorga favores que no merecemos y este justamente es el significado de la gracia. La gracia tiene que ver con la santidad de Dios, El debe ser santo en todas sus acciones, por lo cual bendice a su pueblo en lugar de aplicar el juicio que merece. (Heb 6:7). Algunos autores distinguen entre gracia común, preventiva y de salvación. Común es la gracia de Dios extendida a toda la humanidad, sin ningún tipo de discriminación, en tanto que la gracia preventiva es la que prepara el camino para que la persona llegue a experimentar la gracia de la salvación, (Juan 6:37,44-45). Spurgeon la describe diciendo que es algo que sucede antes de la regeneración y la conversión como le sucedió a Pablo antes de su conversión. La gracia para salvación es única y es dada por Dios a aquellos que han sido elegidos y predestinados. (Efe 1:4-6), (Efe: 2-7-9). El énfasis del tema de la gracia es evidente en el Nuevo Testamento, sin embargo también se encuentran pasajes en el Antiguo Testamento haciendo referencia a la gracia de Dios. Un ejemplo de esto es: " Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;", (Exo 34:6). En el Nuevo Testamento, encontramos otros pasajes que al igual que el citado en Éxodos, nos da la idea de abundancia: "en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, que fuimos salvos por la gracia de Dios:", (Efe 1:5-8). También encontramos un pasaje central en lo referente a la salvación por gracia, Pablo nos dice: " Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efe 2:8-9). Al igual que la benevolencia, la gracias de Dios es para toda la humanidad. (Tit 2:11) y más adelante dice: " Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna, (Tit 3:4-7). La salvación es un don de Dios dado por gracia y ofrecido a toda la humanidad sin distinción, de otra manera y por aplicación de la ley, nadie podría ser salvo. Además debemos tener presente que la gracia de Dios es infinita y eterna, abarca desde el primer pecador hasta el fin de los tiempos.
Estudio teológico sobre la misericordia La misericordia de Dios es la compasión tierna y amorosa por su pueblo necesitado. Mientras que la gracia ve a los seres humanos como pecadores, culpables y condenados, la misericordia los ve como miserables y necesitados. Misericordia es tener compasión por el sufrimiento o el infortunio de otros. Es un atributo de Dios por aquellos que se encuentran en necesidad. Algunas citas bíblicas nos hablan de la dimensión del amor de Dios, por ejemplo: "Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.", (Sal 103:13). "y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.", (Deu 5:10). El atributo de la misericordia es visible cuando Dios escucha el clamor del pueblo de Israel bajo la opresión de los egipcios, (Exo 3:7). El Nuevo Testamento nos muestra a Jesús teniendo compasión por personas con padecimientos físicos: "Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio.", (Mar 1:41). Pero también se compadecía de los padecimientos espirituales: "El también tuvo compasión de las multitudes desamparadas porque iban como ovejas sin pastor. (Mat (9:36). Al igual que la gracia, la misericordia puede ser dividida en: general, especial y soberana. La general es la que Dios da a toda su creación (Sal 145:9), en tanto que la especial es la reservada a toda la humanidad sin distinguir entre buenos y malos. (Mat 5:45). La misericordia soberana es aquella que Dios ha reservado para sus elegidos.

Estudio teológico sobre la persistencia La persistencia es otra de las dimensiones del amor de Dios y su significado tiene que ver con la lentitud de Dios para el enojo. Dios contiene su juicio para continuar ofreciendo su amor y gracia por largos períodos de tiempo. Algunos pasajes tanto del antiguo como del nuevo testamento nos muestran este concepto. Dice la Biblia: "Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad,", (Sal 86:15). ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? (Rom 2:4) ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,(Rom 9:22). Todos estos pasajes nos hablan de la paciencia que Dios tiene con la humanidad, conteniendo su ira o su juicio. A pesar de las múltiples rebeliones del pueblo de Israel, ya sea por idolatría o sencillamente por desobedecer los mandatos de Dios, El permaneció fiel y mostró su paciencia para con su pueblo elegido. Igualmente la paciencia de Dios no se limita a Israel, sino que esta incluye a toda la humanidad. Dice la Biblia: "los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.", (1 Pe 3:20). Y también: "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.", (2 Pe 3:9). Estos pasajes nos muestran que en el primer caso Dios retarda su ira, obrando con paciencia en la etapa previa al Diluvio, como ofreciendo una oportunidad de arrepentimiento para las personas en pecado. Por la misma razón el apóstol Pedro dice que Jesús retarda su segunda venida. Podemos ver la persistencia del amor y la gracia de Dios en la respuesta que Jesús le da a Pedro en cuanto la cantidad de veces que debemos perdonar. Setenta veces siete implica un amor persistente. El mismo es puesto en práctica por Jesús, quien le había advertido a Pedro que lo iba a negar, sin embargo Jesús lo perdona luego de una triple declaración de amor por parte de Pedro,(Juan 21:15-19). El tema de la paciencia de Dios también se manifiesta en la Biblia con otras personas que de alguna manera le habían fallado. Por ej, Moisés, David, Salomón etc. En definitiva el cristiano debe caracterizarse por el amor:" Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.", (Juan 15:12). Así como Dios es paciente con nuestras fallas y pecados, de igual manera debemos obrar con nuestro prójimo. (Mat 18:23-35). Además Juan nos enseña que el amor se debe reflejar en actos prácticos que lo demuestren, de lo contrario el amor de Dios no reside en tal persona. (1 Jn 2:7-11).
El amor y la justicia de Dios ¿Un punto de conflicto? Teniendo en cuenta que Dios es un ser moral, podemos clasificar sus cualidades morales en: 1) Pureza moral, 2) Integridad y 3) Amor. Dentro de la pureza moral encontramos su santidad, justicia y rectitud. Si bien algunos han sostenido que puede existir un conflicto entre la pureza moral de Dios y su amor, sin embargo sus atributos parecen relacionarse de manera armoniosa y sin ningún grado de tensión entre ellos. Como vimos dentro de la pureza moral, se encuentra la justicia, por lo cual la cuestión es analizar si ella presenta algún conflicto con el amor de Dios. En primer lugar debemos señalar que Dios es un ser unificado e integrado, un todo armonioso, por lo cual no debiera haber conflicto entre sus atributos. Si Dios expresara su amor de manera indulgente, perdonando todos los pecados de la humanidad sin ninguna consecuencia, entonces su justicia se vería afectada. O por el contrario, si Dios aplicara implacablemente la ley, como consecuencia del pecado de la humanidad no ofreciendo perdón o una vía de reconciliación, entonces el amor de Dios sería por lo menos cuestionable. Debemos hacer la salvedad que cuando hablamos de justicia lo hacemos desde un concepto teocéntrico y no de lo que el ser humano pudiera entender por tal. Por lo cual y al estar integrados los atributos de Dios, se trata de una justicia amorosa o de un amor justo. El verdadero amor para ser tal, debe incluir la justicia, sino es mero sentimentalismo. Es necesario un sentido de lo que es correcto o no, sino simplemente se responde a los caprichos de otra persona, aunque esto en realidad no es amor. Como dice Joseph Fletcher, justicia es amor distribuido. Podemos decir que el concepto bíblico del amor, no tiene que ver simplemente con complacer a una persona, sino que implica una preocupación por la justicia, por hacer lo correcto, por el bienestar de la humanidad y ser conscientes que las acciones incorrectas tienen sus consecuencias. El amor no debe ser entendido como primariamente emocional, por el contrario, incluye también un responsable, voluntario y fiel compromiso en buscar el bienestar de otros. No hay conflicto ni tensión entre el amor y la pureza moral de Dios, ya que por la justicia no hay remisión de pecados sin derramamiento de sangre, hay un precio que pagar. Dice la Biblia; "Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Heb 9:22). P ero Dios amó de tal manera al ser humano que envió a su hijo, para restablecer la relación quebrada a causa del pecado. (Juan 3:16). Al enviar a Jesús como propiciación por el pecado, ya no hay conflicto entre el amor y la justica de Dios, sino que ambos se relacionan de manera armoniosa. Por lo tanto a través de la muerte de Jesús en la cruz, la justicia fue satisfecha y su amor por la humanidad tuvo su punto culmine.

Conclusión Estudiar los atributos de Dios nos permite conocer mejor como es El. La Biblia nos da una definición por excelencia: "El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor." (1 Jn 4:8). Este pasaje no solo refleja a Dios como un ser amoroso, sino que esto mismo lo define, está en su propia naturaleza. Al profundizar acerca de lo que significa el amor de Dios, podemos concluir en que este concepto es mucho más amplio de lo que a priori podríamos definir. Implica benevolencia, gracia, misericordia y persistencia. El conocer mejor a Dios y su incondicional amor para con nosotros, nos llevará a buscar que además de ser Señor de Señores y Rey de reyes, sea el Señor de nuestra vida. Esta relación implica que El es el ser supremo, cuya voluntad debe cumplirse y a quien debemos complacer. Dice la Biblia: "Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.", (Isa 44:6; 42:8; 45:5).
Teniendo en cuenta que la tendencia actual del pensamiento ha pasado de ser teocéntrico a antropocéntrico, es necesario tanto a nivel de la sociedad como en lo personal, permitir que Dios sea nuestro Señor. Dios es nuestro amo, no nuestro sirviente que tiene que complacer nuestros caprichos. Samuel se acercaba a Él con la actitud correcta diciendo "Habla que tu siervo escucha", (1 Sam 3:10). Aunque parezca extraño muchas veces se invierten los roles y hasta hay iglesias que enseñan a darle órdenes a Dios, como si El estuviera obligado a cumplir lo que decimos. Cuando sucede esto y lo tomamos como un sirviente, nosotros nos ponemos en el lugar de Dios. Según sea nuestra visión de Dios, así será también nuestra manera de orar. Si Dios es Señor en nuestra vida, oraremos no simplemente para satisfacer nuestras necesidades, sino para tener comunión con El, conocerle y descubrir su voluntad para nuestras vidas.

Bibliografía

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