¿Qué es la eutanasia?, empezaré el ensayo con algunas definiciones de esta palabra.
Según la Real Academia Española, esta es la “acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él”, una segunda definición de es “muerte sin sufrimiento físico.”
El diccionario LAROUSSE lo define de la siguiente manera: “Muerte suave, sin dolor” y da al igual que la RAE una segunda definición: “teoría que defiende la licitud de acortar la vida de un enfermo incurable”
La última definición, la encontré en el diccionario online elmundo.es, el cual da además del significado de la palabra la opinión de La Asociación Médica Mundial: “Acción u omisión que pretende como objetivo la muerte del paciente, normalmente por compasión, para terminar con sus sufrimientos o con los de la familia. La Asociación Médica Mundial condenó esta práctica en 1987 como contraria a la ética médica. Nunca es necesaria, pues la medicina siempre tiene recursos para aliviar y apoyar paciente, de modo que sus últimos momentos sean siempre tolerables. Se suele practicar, más que por sufrimientos físicos del enfermo, por la existencia de limitaciones crónicas o por la carga psicológica que supone para la familia el tener que sufrir viendo a su ser querido cada vez más limitado y decaído.”

Este último párrafo nos acerca al tema planteado para este breve ensayo. El dilema a tratar se plantea en la siguiente pregunta:
¿Es aceptable quitarle la vida a una persona, cuando está desahuciada para evitarle el sufrimiento?
A lo largo del presente trabajo, me basaré principalmente en el enfoque sobre la muerte de Lucio Anneo Séneca en los Tratados morales, así como también en la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres de Immanuel Kant, Percepción y emociones en la moralidad de Arleen L.F. Salles, Carta a Meneceo de Epicuro y por último en el Utilitarismo según John Stuart Mill.
Cabe mencionar antes de desarrollar el ensayo que hay 2 tipos de eutanasia, la activa y la pasiva. Aquí me centraré en la primera, la cual es voluntaria, mientras que la segunda es por omisión involuntaria de los cuidados razonables y necesarios.
La Asociación Médica, afirmó que entre las razones por las cuales se lleva a cabo la eutanasia para acabar con la carga psicológica a la familia pues siempre hay alguna forma para aliviar el malestar y/o la enfermedad de los pacientes. En mi opinión, esto no es cierto, pues todos sabemos que hay enfermedades incurables, aunque esto no es lo peor pues si hubiera medicamentos para controlar los síntomas y dolores, por lo menos estaría justificada dicha posición pero no es verdad. Algunos argumentos a favor de la eutanasia, son que desincentiva la inversión en cuidados paliativos y en tratamientos para el dolor, que favorece una "pendiente peligrosa" en contra del derecho a la vida en otros campos dado que en algunos países como Holanda, la eutanasia no solo se aplica a enfermos crónicos y desahuciados, sino también a personas que no quieren vivir más. Revisando los argumentos en contra, en realidad, no se encuentra ninguno sólido, pues por ejemplo el argumento de Holanda, carece completamente de sentido pues la eutanasia, según las definiciones dadas al comienzo del ensayo, es únicamente para personas desahuciadas, otros casos ya serían suicidios.
Para llegar a una conclusión sobre este tema, se tiene que evaluar desde dos puntos de vista. El de las personas que mantienen algún tipo de relación con la persona desahuciada y el punto de vista de dicha.
Para empezar a desarrollar el primer punto de vista, es necesario tomar en cuenta la percepción moral. Según Nussbaum y Blum: “lo que determina el razonamiento moral de una persona es su percepción de la misma y que tal percepción no puede ser explicada en términos de principios”, también señalan que: “una visión adecuada sólo resulta de un esfuerzo mayor, de un escrutinio intenso de la realidad. La atención es ese tipo de escrutinio (…)”. Para Murdoch, este es un proceso cognitivo – emocional, en el cual la atención “corrige las tendencias egoístas de los seres humanos”. Herman y O’Neill, afirman que la percepción es un proceso fundamentalmente cognitivo.
Si se toma en cuenta la posición en la cual influyen las emociones, que sería la de los 3 primeros, la decisión sobre si se debe o no aceptar la eutanasia, estaría sesgada, pues no se puede razonar correctamente si emociones tan fuertes están de por medio. Es decir, es obvio y completamente que las personas no quieran dejar ir a un ser querido, pues aunque médicamente todo esté perdido, perder la esperanza es muy difícil. Ahora, en mi opinión, si es un proceso cognitivo, se podrá llegar a una conclusión más rápido, la cual sería hacer que la persona en cuestión deje de sufrir. Al final, pienso que cualquiera sea el proceso que esté envuelto en la percepción moral, se llegará a la misma conclusión pues como mencionó Murdoch, se corrigen las tendencias egoístas de los seres humanos y aunque sea muy complicado, sabrán que lo correcto es dejarlo ir para que no sufra. La diferencia es que como proceso cognitivo – emocional, la decisión y el camino por el que hay que atravesar para llevar a ella es más complicado y doloroso.
Todos sentimos dolor cuando un ser querido se va, pero debemos ir un poco más allá y reflexionar sobre los argumentos tanto de Epicuro como de Séneca en las lecturas antes mencionadas. El primero dice: “Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el mal residen en las sensaciones y precisamente la muerte consiste en estar privado de sensación”, es importante también resaltar lo siguiente: “(…) la recta convicción de que la muerte no es nada para nosotros nos hace agradable la mortalidad de la vida (…)” En pocas palabras, afirma que no debemos temer a la muerte pues si no sentimos nada, es decir no nos perturba su presencia, ¿Por qué debemos temer?. Para nuestro dilema planteado, este es un argumento muy fuerte pro-eutanasia, pues si alguien está sufriendo, para que prologar esa situación si podemos ponerle fin a la situación sin que esto tenga que causar algún miedo pues es simplemente un estado de cero perturbación que no trae nada consigo. Al afirmar esto, sería egoísta mantener a una persona cuando sufre si como dice nuevamente Séneca: “(…) mientras vivimos no existe, y cuando está presente nosotros no existimos. Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para los muertos, ya que está lejos de los primeros y cuando se acerca a los segundos, éstos han desaparecido ya.” Complementaré esta posición con una cita extraída de Tratados morales de Séneca sobre llorar a un ser querido: “(…) Porque si aquel por quien se hace no la siente, es superflua; y si la siente, le es penosa”. Con esto llego a la misma conclusión de párrafo anterior sobre qué es lo correcto en esta situación, pero agrego que si razonamos, meditamos y vamos un poco más allá de lo superficial, nos daremos cuenta que nuestra reacción cuando alguien fallece carece de sentido desde este punto de vista.
Si tomamos como referente a la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres de Kant, quien afirma que: “(…) cuando las adversidades y una pena sin consuelo han arrebatado a un hombre todo gusto por la vida, (…) y aún deseando la muerte, conserva su vida sin amarla sólo por deber y no por inclinación o miedo, entonces su máxima sí tiene un contenido moral”. En este caso, tendría valor moral no llevar a cabo la eutanasia. Estoy de acuerdo con lo que afirma Kant sobre las acciones, las cuales sólo tienen valor moral si son hechas por deber, pero, aunque tenga valor moral, ¿por qué razón me mantendría con vida si estoy sufriendo?, ¿de qué me sirve que mi acción tenga valor moral? Es más, incluyendo en el tema al Utilitarismo según Mill, el cual busca la felicidad para el mayor número de personas, va acorde a esto llevar a cabo la eutanasia pues a corto plazo las personas cercanas sufrirán pero a largo plazo, este sufrimiento se va desvaneciendo poco a poco, y les traerá tranquilidad pues la persona ya no sufre.
En conclusión, enfocándolo desde diferentes puntos de vista, y tomando en cuenta diversos autores, llego a lo mismo. Lo mejor para la persona desahuciada y para personas cercanas a esta, lo más razonable, es quitar el sufrimiento.