Guerras de los Bóeres
Se le conoce como guerras bóeres o guerras de liberación a los conflictos armados que se llevaron a cabo en Sudáfrica entre el Imperio Británico y los colonos neerlandeses (bóeres).
Entre 1835 y 1845, cerca de 15,000 Voortrekkers (personas de origen holandés) se mudaron de la Colonia Británica del Cabo hacia territorios en el interior de África al nordeste del rio Orange, este movimiento migratorio conocido como Gran Marcha o Gran Trek, surgió como rechazo a las políticas de Gran Bretaña, además de la marginación política que experimentaban en la frontera oriental del Cabo, donde establecieron dos repúblicas independientes – el Transvaal y el Estado Libre de Orange, reconocidos por Gran Bretaña en las convenciones del Rio Sand y Bloemfontein. Los habitantes de estas nuevas repúblicas adquirieron el nombre de “Bóeres”, palabra holandesa y afrikáans para los agricultores.
En 1875, el secretario colonial británico Lord Carnarvon, propuso la creación de la confederación de estados sudafricanos, y la región, que era políticamente inestable y económicamente fragmentada, pasaría a estar completamente bajo la supremacía británica.
En 1877, Sir Theophilus Shepstone finalmente anexionó Transvaal al Reino Unido, frente a esto los Bóeres mantuvieron una política de resistencia pasiva, sin embargo tras la Guerra Zulú, cuando los británicos finalmente consolidaron su poder sobre las colonias sudafricanas, los Bóeres protestaron atacando un fuerte británico en Potchesdtroom y declarando su independencia del Reino Unido el 16 de diciembre de 1880, lo que condujo al estallido de la guerra entre la guarnición militar británica y un comando bóer al mando del General Piet Cronjé.
El comando bóer estaba conformado por ciudadanos de entre 16 y 60 años, quienes no usaban ningún tipo de uniforme, sino que utilizaban su ropa de diario color caqui, lo que les permitía esconderse con facilidad, en contraste con los británicos a quienes su uniforme rojo escarlata no les permitía pasar desapercibidos en el territorio africano, lo que los hacia blancos fáciles de los francotiradores bóeres, quienes al haber crecido en las granjas con rifles en manos les dio la capacidad de convertirse en buenos tiradores con la habilidad de calcular las distancias con precisión.
Varias fueron las batallas en la que los bóeres demostraron su superioridad frente a los británicos, pero no fue hasta la Batalla de Majuba Hill en febrero de 1881 cuando los bóeres atacaron la colina y expulsaron a las guarniciones británicas del lugar, matando al General Sir George Pomeroy, quien estaba al mando de las fuerzas británicas. En marzo de 1881 el gobierno británico se rindió frente a los bóeres, firmando tregua el 6 de marzo, pues daba por perdida esta guerra, y el 23 de marzo concedió a los bóeres el autogobierno de Transvaal.
Los conflictos entre el imperio británico y los bóeres no cesaron tras la primera guerra bóer, y en 1899 estalló otra guerra entre ambas partes.
En 1887 se encontró en Witwatersrand el mayor filón de oro, lo que trajo consigo un creciente número de migrantes colonos hacia el territorio de Transvaal desde la Colonia del Cabo, llegando al punto de que los extranjeros superaban en número a los bóeres en Witwatersrand. Frente a la creciente amenaza los bóeres se negaron a reconocer derechos electorales para los colonos británicos, además de imponerles grandes impuestos sobre la industria del oro, lo que generó descontento entre los extranjeros, aumentando las presiones de los propietarios de las minas en contra del gobierno bóer.
Las tensiones escalaron y tras intentos de negociaciones fallidos, en septiembre de 1899, el secretario colonial británico Joseph Chamberlain demandó el derecho al voto y representación para los uitlanders (nombre dado a trabajadores extranjeros). En octubre del mismo año, el presidente de la República de Sudafrica Paul Kruger, le dio 48 horas al gobierno británico para retirar sus tropas de la frontera de Transvaal y el Estado Libre de Orange, Reino Unido rechazó el ultimátum, lo que llevó a la declaración formal de guerra.
La guerra se desarrolló en tres fases:
• Primera fase: Los montaron ataques preventivos en Natal y la Colnia del Cabo, que eran territorios controlados por los británicos, atacando a las tropas británicas de Ladysmith, Kimberley y Mafeking, obteniendo victorias tácticas en Colenso, Magersfontein y Spion Kop.
• Segunda fase: Con un mayor número de tropas y bajo el mando de Lord Roberts, los británicos lanzaron otra ofensiva en 1900 logrando derrotar a los bóeres. Una vez que ganaron en Natal y Colonia del Cabo invadieron con éxito Transvaal y la capital Pretoria en junio de 1900.
• Tercera fase: Esta última fase comprende una guerra de guerrillas reñida y prolongada entre ambos lados con una duración de dos años, durante este tiempo los bóeres además de atacar al ejército, allanaban sitios de telégrafo, ferrocarriles y depósitos de almacenamiento como un esfuerzo para reducir los suministros de sus enemigos. Las tropas británicas, bajo el mando de Lord Kitchener, se encargaron de destruir granjas bóeres y trasladando civiles a campos de concentración.
En los campos de concentración se estima que murieron alrededor de 26,000 mujeres y niños de enfermedades y desnutrición. Las fuerzas bóeres finalmente se rindieron el 31 de mayo de 1902 y aceptaron los términos del Tratado de Vereeniging, bajo el cual, las dos repúblicas fueron absorbidas por el Imperio Británico con la pobreza de un autogobierno en el futuro, promesa que se cumplió en 1910 con la creación de la Unión Europea.
La segunda guerra bóer fue el conflicto más largo y sangriento de la época, costándole a Gran Bretaña alrededor de 200 millones de libras.