Anita McGovern
Profesor Montero
Español 201D: C
25 febrero 2013

La Paloma Que Cambió Mi Vida

Estaba estudiando en Sudáfrica en el semestre pasado cuando viajaba sobre el Atlántico. Un día mis amigas y yo queríamos ir en un tour de autobús que se llamaba Hop On Hop Off. El autobús manejaba sobre Cape Town y cuando veíamos algo interesante, salíamos del autobús. Después, el autobús nos llevaba y continuaba al próximo destino. Pero teníamos una hora hasta el próximo autobús y teníamos hambre. Decidimos ir al supermercado para comprar unos tentempiés. Mis amigas compraron papas fritas y caramelos, pero yo tenía más hambre y compré dedos de pollo. A mí me encantan los dedos de pollo porque son muy sabrosos. Buscábamos un lugar para comer afuera del supermercado y encontramos una banca en el litoral donde había mucho sol, música, y gente. Todos estaban charlando y disfrutando el día. Saboreábamos nuestra comida con contento y observábamos la escena porque a nosotros nos encantaba mirar a la gente de culturas diferentes. Pero vimos que muchas palomas nos rodeaban. Mis amigas tiraron unas papas fritas a las palomas y nos reíamos. Pero en mi conciencia* no estaba cómoda con estos pájaros. Ignoré al inquietud* porque tenía muchos bolsos y no quería causar problemas con mis amigas o encontrar un lugar nuevo para comer. Mientras mojaba un dedo de pollo en Ketchup, miré a una paloma: andrajosa*, sucia, desamparada*. Pensé en patear la paloma, casi di una mordida del dedo de pollo, cuando de repente una paloma me atacó. Sus alas me azotaron* en la cara y la pícara me robó el dedo de pollo de mis manos. Me levanté pronto y corrí sobre el litoral, gritaba y gritaba como una demente. No podía creer en que ocurrió. Y cuando salí a mi propio mundo, me di cuenta que mis amigas reían como hienas. A mí me puse en ridículo pero no me importaba. A mí me sentía la ira y el odio se hinchaba en mi corazón y mezclaban en el miedo. Desde que ese día, cuando veo a una paloma, o cualquier pájaro, me estremezco*. A mí no me gustan los pájaros para nada. Tengo sentimientos malos para los pájaros que en mi mente son mendigos* y ladrones*. Pero al mismo tiempo, puedo reír sobre la situación cuando no veo pájaros alrededor de mi espacio. Y ahora, el cuento es muy cómico y cuando no puedo pensar en que hablar o si estoy un poco triste, pienso en este cuento y brilla mi día y me trae risitas, hasta que veo un pájaro.