La libertad de prensa y la censura en el SXIX en nuestro país no puede entenderse sin echar una breve vista atrás a los anteriores siglos. La prensa comienza a surgir en el SXV, de manera dispersa, por diferentes manuscritos y la impresión en xilografía de relaciones de sucesos. Pero el evento más importante fue la invención de la imprenta. Ésta facilitó la impresión de las primeras gacetas. No obstante, se suele considerar el inicio de la prensa escrita en el SXVII. Durante ese siglo y el SXVIII se dio el denominado Periodismo viejo, en el que dominaba el Estado.
Nos adentramos, una vez ubicados, en el SXIX. Es en este siglo cuando comienza a aparecer la prensa de empresa, que competirá con la prensa obrera y la prensa de partidos, acabando el siglo con una profunda crisis que hizo desaparecer numerosos periódicos. Pero veámoslo por partes.
Podemos dividir este SXIX en varias etapas. La invasión Napoleónica (de 1808 a 1814), el período absolutista (de 1814 a 1833), el período liberal (de 1833 a 1868), el período revolucionario (de 1868 a 1874), y la Restauración (de 1874 a 1902). Vamos a continuación a explicarlas detenidamente.
A principios del SXIX se da la llamada Invasión Napoleónica, hasta 1814. En ella, durante el reinado de Carlos IV y por miedo a la Revolución Francesa, se estableció una rígida censura que llevó a prohibir todos periódicos, excepto “La Gaceta” y “El diario de Madrid”. Tras el levantamiento de 1808, se establece la libertad de imprenta y proliferan periódicos y folletos. Asimismo, durante el Durante el siglo XIX la didáctica, utilitaria y costumbrista prensa del siglo XVIII pasó a adquirir un definitivo tinte político. Podemos decir que el papel de la prensa en la difusión de las ideas liberales fue decisivo, No obstante, tuvo que luchar con esa censura que impusieron los últimos coletazos del Antiguo Régimen en la figura de Fernando VII, (ya que tras la Revolución francesa se produjo en toda Europa una reacción conservadora y se impuso de nuevo el absolutismo). Hubo un brote de libertad de imprenta, como ya hemos comentado, durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) ya que las Cortes de Cádiz reconocieron la libertad de imprenta en 181. Los ciudadanos querían estar informados y saber qué ocurría en las sesiones de las Cortes. Todo ello llevó a la multiplicación de las publicaciones periódicas de diversas tendencias, para dar a conocer los proyectos políticos, hacerles sentir integrados en la comunidad, y concienciarlos de los problemas del país.
Sin embargo, con la vuelta en 1814 de Fernando VII comenzó el Sexenio Absolutista. En este período se ignoraron todas las reformas llevadas a cabo hasta la fecha. De igual modo, el pensamiento liberal se vio obligado a pasar a la clandestinidad. Una época, podemos decir, de censura, y en la que solo se habla de prensa oficial, ya que los diarios con otras ideologías han sido clausurados.
Con el triunfo en 1820 del levantamiento de Riego Sevilla, y la jura de la Constitución de 1812 por Fernando VII, se inició el llamado Trienio Liberal. Ese mismo año se proclamó la libertad de imprenta, que favoreció la proliferación de folletos, hojas volanderas, etc. Estas medidas favorecen una inmediata oleada de letra impresa, en la que predominan las publicaciones que apoyan a las distintas facciones liberales. De hecho, casi todas las cabeceras que aparecen fueron de carácter liberal.
En 1823, sin embargo, volvió a cambiar el panorama político con la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en defensa del absolutismo. Volvió, por tanto, el absolutismo en la figura de Fernando VII. Asimismo, se produjeron de nuevo actos de represión y cierres de cabecera. Sin embargo, en 1828 Fernando VII inició un leve aperturismo, provocado por su necesidad de ganarse a los liberales en su lucha contra su hermano Carlos María Isidro por mantenerse en el poder. A partir de esa fecha, se permitió la publicación de cabeceras costumbristas y románticas, que serán una vía de expresión para el pensamiento liberal.
Al morir Fernando VII en 1833, se produjo un lento retorno a la libertad de expresión. Desde 1840 a 1843 se produjo la regencia de Espartero, que fue un precedente para que empezara la prensa democrática. Se inició la conquista de una mayor cota de libertad después de la anterior censura, a pesar de que los periódicos intentaron ser, desde este momento y hasta la Restauración, controlados y usados por los sucesivos Gobiernos.
Durante el gobierno de Isabel II, lo más destacado fue el nacimiento del periodismo informativo, el acceso de la clase obrera a la prensa y la aparición de una serie de cabeceras que la tienen a ella como su receptora natural. Estas dos épocas son las conocidas como el período liberal.
Entre 1868 y 1874 se vivió el llamado período revolucionario. Este comenzó con la finalización brusca del reinado de Isabel II, en la que confluyeron todas las fuerzas radicalizadas, que habían conseguido a través de la prensa cierta presencia social. Durante este período reinaron Amadeo de Saboya y el período de la Primera República, y aparecieron en España cerca de seiscientos periódicos. Esta explosión informativa se produjo porque el proceso revolucionario comenzó con la ya citada libertad de imprenta, recogida en la Constitución de 1869.
Lo más destacado es que la prensa, en el exilio o bajo la censura, creó una opinión pública e hizo que las instituciones burguesas se desarrollaran. En nuestro país, la censura se extremó contra las publicaciones del carlismo y, en el otro extremo del arco político, contra las del Partido Democrático. Tras el triunfo del liberalismo, todos los países occidentales reconocieron (hacia 1881) la libertad de expresión y dictaron leyes de prensa. Por otra parte, la tecnología creó nuevos cauces de distribución y los perfeccionamientos de la imprenta posibilitaron ediciones más amplias, más baratas y más vistosas. Además, la extensión de la lectura entre las clases bajas gracias a la enseñanza pública, posibilitó que la prensa se extendiera a las clases bajas de la sociedad, configurando un modelo de prensa denominada prensa de masas.
Desde 1868 se desarrolló una prensa informativa que es la que más éxito tuvo entre los lectores y la que alcanzó mayores tiradas. Su contenido ya no se limitaba a temas políticos, sino que aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos, anécdotas y humor. Dedican más espacio a la publicidad e insertan folletines, que, como ya hemos comentado, gozaban de gran aceptación entre las clases bajas.
Tras la revolución de 1868 (la Gloriosa), la Constitución de 1869 reconoció la libertad de prensa y surgieron numerosos periódicos y revistas. En 1883, la Ley de imprenta establecida por el gobierno liberal favoreció también las publicaciones periódicas. Todo ello unido a la sofisticación de los medios técnicos permite que las publicaciones periódicas experimentaron una auténtica explosión de la prensa durante el Sexenio Democrático, que tuvieron una amplia difusión debido a la tradición de la lectura en voz alta. A partir de 1868 se desarrolló la prensa femenina. Tras el triunfo de la Gloriosa se abren escuelas para instruir a las clases más bajas y aparecieron los primeros periódicos obreros.
A partir de1874 y hasta final de siglo comienza el llamado período de Restauración. Desde 1880 surgen nuevos medios cuantitativa y cualitativamente distintos a los del siglo XIX, que fueron las que constituyeron el origen de la información propia del siglo XX. Frente al Sexenio democrático, esta fue una época de orden y estabilidad. Una época en la que fue posible la creación de un marco legislativo que contribuyó a la consolidación de la prensa durante los últimos años del SXIX y los primeros del SXX a través de leyes para regular la información. La más importante, La Ley de Imprenta de 1883. En ella se consagró la liberad de expresión y se eliminó la figura del censor y el tribunal de prensa , y la estructura informativa de la prensa se organizó en torno a las agencias de noticias, las cuales mantenían estrechas relaciones con los gobiernos y surtían de información a los periódicos. Bajo ese predominio de las agencias, todos los medios atienden a los mismos temas. Este nacimiento de las agencias de noticias provocó algunos cambios en la información: el establecimiento de la red telegráfica mundial dio como resultado la ubicuidad informativa y la tendencia a la uniformidad propias de la información del siglo XX, y la prensa ganó en objetividad.
Por último, para acabar con este SXIX y ver cómo la prensa entró en el SXX, podemos decir que se desarrolló también la llamada prensa de masas en Estados Unidos y algunos países de Europa. Éstas aumentaron de manera considerable su tirada, incluyendo páginas de publicidad. Algunos periódicos comenzaron a obtener grandes beneficios, abandonando las viejas fórmulas y atribuyéndose nuevas funciones en la sociedad del siglo XX: se empezaron a considerar bienes de uso y consumo, se vendían a bajo precio y ofrecían a sus lectores un producto atractivo y acabado. Su presencia continuada en la sociedad convirtió a la prensa en instrumentos de gran influencia y ese poder les permitió provocar, según se vio tiempo después, manipulaciones. Surgió, en este contexto, la prensa amarilla. En contraposición, se desarrolló también una prensa muy documentada y seria para élites.
Podemos concluir, por tanto, afirmando que el SXIX fue un siglo de grandes cambios y diferentes épocas, en la que, en definitiva, se fomentó el desarrollo de la prensa y de la libertad de esta misma, siendo el precedente de la libertad de prensa actual