Ensayos

EL CONFLICTO ENTRE LO NATURAL Y LO ARTIFICIAL
Los Límites del Humano
Marcel Casella

2013

Maracaibo

Contenido Resumen ................................................................................................................................. 2 ¿Qué es la trascendencia? Una introducción .......................................................................... 3 Las nuevas amenazas tecnológicas ......................................................................................... 7 Lo natural y lo artificial ........................................................................................................ 12 El hombre y la máquina ........................................................................................................ 14 La prisión del alma ............................................................................................................... 18 Bibliografía ........................................................................................................................... 20

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RESUMEN En la búsqueda del significado de la vida, el hombre ha encontrado muchos obstáculos, de entre los cuales ha sido él mismo el más grande de todos. El impulso casi irresistible de seguir adelante se ve muchas veces inhibido por el miedo al cambio o el arraigo a la costumbre. La humanidad ha pasado por numerosas transformaciones, y de cada una ha tomado lo mejor para ayudarse a seguir avanzando, aunque poco sabemos sobre hacia dónde se dirige. Este trabajo hace un repaso por las mayores objeciones a la innovación que ha encontrado el hombre en su lenta evolución como creador de conocimientos y herramientas, descubriendo que el hombre seguirá tratando de superarse aun cuando los límites de su propia humanidad comienzan a desvanecerse.

ABSTRACT In the search for a meaning of life, the man has found many obstacles, being himself the biggest of them all. The overwhelming urge to ever go onward, is frequently hindered by fear of change or deeply embedded traditions. Humanity, as species, has gone through many transformations, and has taken advantage of each of them in order to help itself keep moving forward, though we know little about what lays ahead. This paper reviews the most common objections against innovation that man has thought of through his slow evolution as creator of knowledge and tools, and reveals that humans will keep trying to go beyond themselves even when the limits of their own humanity are starting to blur.

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“We have made you a creature neither of heaven nor of earth, neither mortal nor immortal, in order that you may, as the free and proud shaper of your own being, fashion yourself in the form you may prefer. It will be in your power to descend to the lower, brutish forms of life; you will be able, through your own decision, to rise again to the superior orders whose life is divine.” (Pico della Mirandola, 1996) [1486]

¿QUÉ ES LA TRASCENDENCIA? UNA INTRODUCCIÓN

La anterior es una pregunta que podría llevarnos a muchas otras y a discusiones filosóficas sin fin. De hecho muchos considerarían impráctico hacer este tipo de cuestionamientos, pero de seguro tiene sentido hacerlos de vez en cuando. En este caso no me estoy preguntando qué es la trascendencia en el sentido filosófico kantiano, ni acerca de sus aplicaciones para explicar cómo el ser logra conocer al mundo, o sobre los límites de la existencia entre el mundo de las ideas y el mundo en el que vivimos. Me referiré más bien a esa extraña manera que tiene el hombre de tratar de superar su ser, su naturaleza y todo lo que lo define como humano. Aclaremos algo, nuestra naturaleza humana es lo que nos define, nuestro estado de cosas, nuestra inmanencia. Sobre esto, decía el filósofo Francisco Romero que “toda inmanencia es a la larga esclavizadora”1, es decir, el hombre es esclavo de sí mismo en tanto no se trace alguna meta e intente alcanzarla, y es entonces que se convierte en algo que hasta ese momento no era. Ya no es un primate que respira, come, duerme y se reproduce; el hombre trasciende. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha tratado de ser lo que no es. Fue primero un simple animal nómada, cazador y recolector; su ubicación y actividades estaban determinados por condiciones ambientales, cantidad de recursos disponibles, o seguridad frente a predadores, y su supervivencia era casi cuestión de azar. Podríamos decir que eso es ser hombre como tal y que ello lo limitaba, su inmanencia o características propias de
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(Romero, 1940) 3

ser hombre lo esclavizaban de la misma manera que las hormigas son esclavas de su propia condición; no tienen otra opción que actuar como hormigas y morir como tales. Sucedió que en algún momento de esa existencia que se extendió por milenios, al menos uno de esos hombres no encontró satisfactorio ese estado de las cosas, y descubrió la manera de dejar de ser hombre tal y como estaba dado por su naturaleza. A razón de ello inventó algún instrumento que le dio un poder que antes no tenía, es decir, ya no era hombre, era algo más. En el momento que el hombre concibe las primeras herramientas, se propuso a sí mismo añadir habilidades que no son inmanentes a la naturaleza de su ser, tales como matar presas y competidores a distancia, aumentar su capacidad de carga, protegerse del frío o manipular la fuerza del agua. Asimismo, ha continuado añadiendo características, poderes, saberes y deberes ininterrumpidamente por largo tiempo, y unas decenas de miles de años y millones de inventos más tarde condujeron al hombre a crear lo que actualmente llamamos civilización2. La llamada revolución neolítica trajo consigo una nueva clase de herramientas y modos de convivencia. El hombre dominaba para entonces las técnicas de la agricultura y ganadería, así como formas de producir más de lo que necesitaba para sobrevivir, y pronto surgen también herramientas de control social: burocracia y cuerpos militares, administradores y líderes; hay suficientes recursos como para mantener a una clase improductiva pero que reporta otras ventajas organizativas que lo ayudan como especie a trazarse y alcanzar nuevas metas3, lo cual también permite que haya gente con más tiempo libre. Tradicionalmente, una de las maneras que inventó el hombre para seguir ganando tiempo fue hacer que otros hicieran el trabajo por él. Se sabe que la Grecia antigua, cuna de los primeros filósofos, la educación escolar y las artes de gobierno, contenía en sí una importante población de individuos que no eran ciudadanos eupátridas o metecos, sino que tenían otra condición: eran considerados propiedades, objetos de intercambio y realizadores de trabajos a los que un verdadero griego no debía ser sometido. Estos hombres, mujeres y

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(Diamond, 2006) (Diamond, 2006) 4

niños eran esclavos o hilotas4 según la Ciudad Estado donde se estuviese. No existirían entre nosotros los trabajos de Aristóteles si él mismo se hubiese dedicado a labores domésticas reservadas a la servidumbre. Se conoce que los inventores de la democracia justificaron filosóficamente la existencia de la figura de la esclavitud5, y es lógico; ¿cómo vas a dedicarte a pensar en cómo dirigir el gobierno mientras estás atado a una yunta de buey arando un campo? Estos esclavos quitaban de los hombros de los atenienses y espartanos una serie de tareas y preocupaciones que les permitían dedicar sus mentes a otras actividades mucho menos “naturales” como el ocio (que en griego clásico se decía skholḗ y curiosamente es de donde proviene etimológicamente la palabra escuela). Se había producido entonces algo sin precedentes, la sociedad se dividió en: una clase encargada de mantener las cosas limpias, construirlas, proveer de alimento y hacer actividades rutinarias; otra clase que se encarga de la defensa y seguridad de todos los habitantes; y otra clase encargada de la administración, dejando al resto de los ciudadanos con suficiente tiempo en sus manos como para dedicarse a cosas que difícilmente les hubiesen servido si hubiesen decidido ser simplemente hombres al natural, como la filosofía, la matemática, la creación de licores, el invento de nuevos sistemas de gobierno, la música y el teatro. La invención de este sistema organizativo es la consecuencia y causa de ese avance, muy a pesar de lo lamentable de las condiciones de trato cruel que hayan podido recibir los pobres hilotas y esclavos, pero en resumidas cuentas sin este sistema se nos hubiese complicado mucho la tarea de continuar trascendiendo. El hombre continuó su avance en este respecto, y el hecho de contar con gente que hiciese trabajos rutinarios para que otros tuviesen tiempo para pensar, llevó a la humanidad a continuar inventando cada vez más maneras de quitarse trabajo de encima o multiplicar sus propias capacidades. Cada invento tendía a reducir el tiempo de realización de una tarea, su eficiencia y su costo, mientras que producía cada vez más excedentes y permitía que los productos estuviesen cada vez más al alcance de más personas, que a su vez no tenían ya que crear ese producto y se podían dedicar a crear otros con técnicas nuevas. Estamos hablando del progreso tecnológico, que nada tiene que ver con el estado natural del hombre, sino con romper cada vez más con su inmanencia y trascender. Sucede
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(Fornis, 2003) (Aristóteles, 1974) 5

entonces que a través de los siglos, hubo inventos y técnicas que tuvieron dos efectos: a) permitieron a casi cualquier persona conseguir comida, vestido y vivienda a un costo tan barato que ya no necesitaron ser mantenidos por un amo para sobrevivir; y b) redujeron drásticamente la demanda de mano de obra al poder crear mayor cantidad de productos con mínimo de trabajadores, haciendo de la esclavitud algo insostenible e ineficiente al sólo requerir pagar unas horas de trabajo a la mano de obra. Inventos como los telares, los motores de vapor y todo lo que trajo consigo la revolución industrial, tenían siempre en mente incrementar la capacidad productiva del individuo, ahorrar tiempo, y que un producto hecho localmente pudiese ser disfrutado por personas en lugares remotos a costos que aún los más pobres pudiesen permitirse, es decir, las personas tenían cada vez mayor alcance para cambiar su entorno, eran cada vez menos esclavas de su inmanencia, cada vez más libres para trascender, para trazarse nuevas metas y alcanzarlas. Hoy en día aquellos que logran resolver creativamente algún problema son premiados con comodidades que ni siquiera los monarcas de la época dorada del Imperio Romano hubiesen soñado tener, y mientras que en la antigüedad una persona tenía que dedicar jornadas enteras a una sola tarea para poder sobrevivir, en la actualidad tenemos el poder de realizar cientos de tareas simultáneas con la ayuda de herramientas que cada día mejoran exponencialmente y expanden nuestras capacidades a niveles que el mismo Julio Verne no hubiese podido imaginar. Todo esto logrado simplemente por esa necesidad del hombre de superar su propia naturaleza mejorando su vivienda, protegiéndose cada vez más, creando nuevas comodidades, logrando permanecer saludable por más tiempo, o ingeniándoselas para tener más tiempo para actividades placenteras. No podemos concebir hoy por hoy a ningún hombre esclavo de su propia naturaleza y, como diría Sartre, estamos condenados a ser libres. Ya nadie es simplemente un hombre; su suerte depende enteramente de su capacidad de trascenderse a sí mismo. El proceso comenzado por el hombre para superarse a sí mismo parece estar aún muy lejos de detenerse.

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“El asco de la modernidad, que es de todas las épocas, es quizá la constante más significativa del naturalismo, del que revela el tormento secreto y generalmente no confesado. Pues tras la crítica de tal o tal otra forma de modernidad – como la falsificación, la polución, el deterioro de las autenticidades de antaño – se disimula una alergia mucho más profunda y más inquietante: el rechazo del presente en tanto que tal, acusado de disolver toda existencia digna de elogio en la irrealidad de lo pasajero” Clément Rosset (citado por Savater, 1995)

LAS NUEVAS AMENAZAS TECNOLÓGICAS

Durante una época relativamente reciente hubo una explosión demográfica sin precedentes en una extensión de tierra bastante confinada que casi desata una crisis ambiental y sanitaria de proporciones catastróficas, y todo fue evitado justo a tiempo debido a la llegada de una nueva tecnología. La época era finales del siglo XIX, y el lugar era Nueva York. En el año 1880, la gran manzana estaba al borde de una epidemia de enfermedades de transmisión aeróbica o transmitidas por moscas, pulgas y garrapatas, tal y como lo relata un artículo del New York Times de la época6. Esto parece haber sido producido por el uso generalizado del caballo como medio principal de transporte, una industria tradicional y arraigada que se resistía a desaparecer. Se cuenta que para entonces había unos 200.000 caballos que producían cerca de 4 millones de libras de estiércol que se acumulaban en las calles, y cerca de 40.000 galones de orina que daban a la ciudad un perenne mal olor 7. Según los cálculos de la época, se predecía que para 1950 la ciudad de Nueva York estaría sumergida bajo 9

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(New York Times, 1880) (Morris, 2007) 7

pulgadas de estiércol8. La contaminación ambiental era asfixiante, el polvo desprendido de los desechos del equino era respirado por todos, y cubría los edificios mientras nubes de moscas entraban por las ventanas desde la calle transmitiendo enfermedades diversas. Esto no era todo, la crueldad con que los caballos eran tratados era épica: los latigazos, el hacinamiento y una muerte agonizante les esperaba si se accidentaban, haciendo que miles de cadáveres de caballos pudriéndose al sol por días contribuyeran al hedor de las calles. Aunado a esto, las cifras de accidentes viales eran muy superiores a lo que estamos acostumbrados hoy en día (una tasa de fatalidades 7 veces mayor a la actual en esa ciudad), y miles de hectáreas de cosecha de cereales eran dedicados al mantenimiento de este costoso medio de transporte9, haciendo que los humanos tuviesen que compartir gran parte de la no tan abundante oferta de comida que existía en ese entonces. Los gobiernos luchaban en vano contra este creciente problema y la solución no parecía estar cerca, hasta que Henry Ford logró poner una nueva tecnología al alcance de todos a un precio asequible, eliminando también la perspectiva apocalíptica que un mundo lleno de caballos parecía traer consigo. Fue una vez más el ingenio humano el que resolvió nuestros problemas, pero ¿qué nuevos inconvenientes podría traer la nueva tecnología? Para efectos de este escrito, pasaré por alto los problemas ambientales que esto trajo consigo, aunque parece ser que los carros producen mucha menos contaminación que los caballos, y de haber tantos caballos como carros hoy en día, estaríamos hundidos, y no hablo de agua precisamente. La principal objeción que enfrentan los avances tecnológicos en el presente tiene que ver con el relativo desplazamiento de mano de obra que estos producen. ¿Qué habrá pasado con todos esos criadores de caballo, los choferes de carruaje, los recogedores de estiércol, los granjeros cultivadores de cereales, los veterinarios? ¿Es que hubo un aumento masivo en el desempleo con la llegada el automóvil? Dejaré esta pregunta al aire por los momentos. El hombre se resiste a que una máquina le quite el trabajo, y se siente amenazado cuando una nueva tecnología parece hacer su labor más eficientemente que él mismo. También suele decirse que, debido al avance de la teoría científica de la administración
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(Morris, 2007) (Morris, 2007) 8

propuesta por F. Taylor a principios del siglo XX, el hombre está sujeto a una esclavitud por un trabajo desalmado y repetitivo, ilustrado magistralmente por Charles Chaplin en su película Tiempos Modernos 10 . Después del advenimiento de las nuevas prácticas organizativas del siglo XX, como el taylorismo y el fordismo que buscaban incrementar la eficiencia de cada trabajador e inspiraron la organización de la industria norteamericana (y de paso ayudaron a asegurar la victoria aliada en la primera guerra mundial)11, se buscó la manera de culpar a la tecnología de ciertas agitaciones sociales de la época. En 1911 se abrió la investigación “Hoxie”, organizada por el senado de Estados Unidos para investigar los inconvenientes psicológicos, morales y sociales de las nuevas tecnologías organizativas basadas en la eficiencia, arguyendo que algunas industrias habían tenido un incremento en la producción de 300%, mientras los trabajadores sólo habían tenido un incremento salarial de 30% y sufrían de estrés debido al uso de cronómetros por los capataces para medir cuánto es capaz de producir un trabajador por minuto. El mismo Frederick Taylor se presentó ante el senado y demostró que en compensación, los trabajadores en ese momento habían reducido su esfuerzo en un 75% 12 . ¿Es que se tiende a explotar más a los trabajadores que antes? Debido a las crisis económicas de la última década, nuevos argumentos contra las nuevas tecnologías han surgido para buscar culpables de la mala racha. Se dice que los avances en la tecnología han hecho mucho por la recuperación económica, pero no tanto para los trabajadores debido a un aumento en la destrucción de puestos de trabajo causados por ellos13. También se predice una pérdida de trabajos en los años venideros debido a la automatización de casi todos los puestos de trabajo, y una transformación de la sociedad en una “Nación Robótica” y un futuro que no necesita a los humanos1415. Todas estas especulaciones que están causando pánico en las redes y en los trabajadores del mundo parecen no tener base. Ya se sabe que a principios del siglo XX, la mayoría de los desplazados de la industria equina encontraron lugar durante el boom
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(Chaplin, 1936) (Chiavenato, 2006) 12 (Chiavenato, 2006) 13 (Tankersley, 2011) 14 (Brain, Robotic Nation, 2011) 15 (Brain, Robots in 2015, 2011) 9

económico provocado por la guerra, y en los nuevos mercados del petróleo, el caucho y la construcción de autopistas, mientras que se crearon nuevos trabajos en el sector manufacturero y de alimentación debido al abaratamiento de los costos de transporte y la liberación de tierras para productos de consumo humano. Los intentos de frenar el progreso como el caso Hoxie nunca prosperaron (aunque lograron eliminar el uso del cronómetro)16, de hecho el mundo jamás había experimentado tal crecimiento económico en la historia de la humanidad, pasando de una media en el producto mundial bruto de $679 per cápita en 1900 a un estimado de $6539 per cápita en el año 200017. Por otro lado, una entrevista a John Dulchinos 18 , presidente de la empresa productora de tecnología robótica Adept Technology, aporta datos que revelan que, si bien es cierto que hay mayor desempleo en Norteamérica producto de la recesión, esto no es producido por las nuevas tecnologías sino porque la industria manufacturera está migrando hacia países con menores costos de producción y que están invirtiendo tanto o más que los EEUU en la adquisición de mano de obra mecanizada. De hecho, el argumento se debilita al constatar que Japón y Alemania son de los países con mayor cantidad de robot per cápita19, al tiempo que cada año aumentan en cantidad de trabajadores manufactureros. Según Dulchinos, la razón por la cual no se crean nuevos empleos es porque las empresas manufactureras están saliendo del país buscando precios más competitivos. Como ejemplo, dice que hace unos 15 años su compañía vendía tecnología robótica a fabricantes de teléfonos en toda EEUU, pero que hoy en día no se fabrica un solo teléfono en su país20. El hombre siempre ha desarrollado nuevas tecnologías para resolver algún problema o para mejorar soluciones ya existentes, y esta tendencia no parece estar llegando a su fin. En ningún caso en el pasado ha habido consecuencias negativas permanentes para el hombre causadas por la tecnología, de hecho no hay mejor época para el ser humano que la presente dado los altísimos estándares de vida y la riqueza acumulada, donde el ciudadano promedio se permite una vida más cómoda que los más ricos de la mayoría de las épocas pasadas. Por otro lado las predicciones basadas en una proyección estática de las tendencias
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(Chiavenato, 2006) (DeLong, 1998) 18 (Guizzo, Do Robots Take People´s Jobs?, 2011) 19 (Guizzo, The Rise of the Machines: the data, 2008) 20 (Guizzo, Do Robots Take People´s Jobs?, 2011) 10

actuales como las hechas por Brains y Tankersley, quienes aseguran que para el 2015 el uso de robots en tiendas por departamento y restaurantes causarán que 10 millones de personas pierdan sus empleos 21 , o que los empleadores no tendrán piedad durante la próxima recesión debido a una aparente generalización de actitudes de sangre fría22, están basadas en la asunción de que el ser humano está determinado a seguir caminos estáticos dictados por la estadística. Yo me alegro de que este tipo de predicciones no sean tan confiables ya que no me hubiese gustado vivir bajo toneladas de estiércol.

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(Brain, Robotic Nation, 2011) (Tankersley, 2011) 11

“There is no great invention, from fire to flying, which has not been hailed as an insult to some god. But if every physical and chemical invention is a blasphemy, every biological invention is a perversion. There is hardly one which, on first being brought to the notice of an observer from any nation which has not previously heard of their existence, would not appear to him as indecent and unnatural.” (Haldane, 1924)

LO NATURAL Y LO ARTIFICIAL

Aparentemente el hombre siempre ha tendido a objetar sus propias creaciones bajo la premisa de que no son naturales. El miedo a lo nuevo siempre ha estado presente en la historia humana, cada innovación que se masifica produce descontento en aquellas personas que añoran un tiempo pasado más cercano a la naturaleza o a algún dios. Existe entonces una sobrevaloración de lo antiguo y natural, y un temor y desconfianza general de lo moderno y artificial. Plinio el viejo, ya en el año 77, solía decir que los nuevos licores hechos de manzana eran malos y nocivos por ser artificiales, e insistía en que lo natural y bueno era tomar el vino extraído de la vid. También es muy común escuchar a la gente confundiendo el paisaje y las condiciones que nos han permitido desarrollarnos como especie en este planeta, con el concepto de naturaleza23. Sólo hay que recordar que las reacciones nucleares en el interior de las estrellas, el CO2 y todos los kilómetros cúbicos de petróleo del mundo son también parte de la naturaleza, de la misma manera que todos los objetos que el hombre fabrica están compuestos de elementos naturales y cumplen a cabalidad con todas las leyes de la física, química y demás ciencias naturales. Veámoslo de la siguiente manera: según los antiguos atomistas, como Demócrito, Empédocles y Lucrecio, todas las cosas contenidas en la naturaleza están formadas por mezclas de átomos que se asocian y disuelven constantemente sin ninguna guía o voluntad superior. Sólo luego de tropezar reiterada e
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(Savater, 1995) 12

infinitamente entre sí, después de intentar todas las combinaciones posibles, es que han llegado a las formas que hoy constituyen al mundo. Las uniones más eficaces son las que han sobrevivido, mientras que las no eficientes se han extinguido, esto significaría que la naturaleza debió haber estado siempre hecha de otra manera y que sólo conocemos la manera en que está conformada en este momento. Esto aplicaría también a los artificios humanos si consideramos que el hombre es un ser tan inmanente a la naturaleza como todos los demás, y que los mecanismos de selección que usa para crear herramientas e instituciones son análogos a los usados por la naturaleza, es decir que intentamos miles de combinaciones y maneras de hacer las cosas y sólo las eficaces y eficientes son las que sobreviven y se replican. Cada una de nuestras creaciones es tan natural como las otras que constituyen el paisaje, tanto por su origen humano (natural) como por la manera en que fueron concebidos (selección darwiniana). La naturaleza es muy lenta para llegar a hacer combinaciones de elementos complejos como la vida, ciclos ecológicos o animales con memoria, y los elementos necesarios para esto aparentemente sólo se encuentran en las cantidades correctas en rincones muy remotos del universo. Así que, tal y como la química orgánica llegó a crear enzimas para procesar más eficientemente ciertos compuestos y poderlos disponer más rápidamente de una manera aprovechable para los organismos ¿qué tal si la naturaleza nos proveyó de inteligencia como una forma de “enzima” que logra combinar los elementos del entorno de manera más acelerada y eficiente, y transformarlos en algo que logre asegurar que la vida continúe y se expanda más allá de ese remoto rincón? Sabemos que el sol acabará con la vida en la Tierra en varios miles de millones de años, lo que significa que quedarnos en nuestro estado natural y salvaje sería el equivalente a la extinción inevitable, si es que no nos golpea un asteroide primero y acaba con los 15 millones de años de evolución del cerebro humano, haciendo que la naturaleza deba comenzar de nuevo todo el proceso de ensayo y error caótico con la esperanza de que en algún momento los átomos se vuelvan a disponer de la manera adecuada.24

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Ver también lo propuesto por Kurzweil en su ley del tiempo y el caos acerca de cómo evolucionan el universo, los organismos y la tecnología. (Kurzweil, 1999) 13

“Let an ultraintelligent machine be defined as a machine that can far surpass all the intellectual activities of any man however clever. Since the design of machines is one of these intellectual activities, an ultraintelligent machine could design even better machines; there would then unquestionably be an „intelligence explosion,‟ and the intelligence of man would be left far behind. Thus the first ultraintelligent machine is the last invention that man need ever make.” (Good, 1965)

EL HOMBRE Y LA MÁQUINA

Uno de los textos básicos de la filosofía occidental, considerado como el precursor de la ciencia política, es La Política de Aristóteles, escrito en el 322 A.C. El estagirita defiende aquí la institución de la esclavitud durante un largo capítulo en el que justifica, a través de argumentos lógicos, la existencia de una separación natural entre seres que ordenan y seres que obedecen, y ante cualquier posible objeción hace un reductio ad absurdum de la única situación en que no necesitaríamos de sirvientes; la existencia de instrumentos que pudiesen hacer su propio trabajo por sí mismos25. Claro que en aquellos tiempos, tales instrumentos estaban en posesión de los dioses o de seres míticos, pero ¿Qué hubiese pensado Aristóteles de haber conocido el futuro? Siglos más tarde, las máquinas y aparatos electrónicos han pasado a ser parte de nuestra vida cotidiana y hoy en día no podríamos vivir sin ellos, no hay actividad humana en la cual el ingenio humano no haya dejado su huella y haya tratado de hacerla más fácil y cómoda con el uso de algún aparato. Las industrias emplean máquinas para multiplicar la producción usando la misma cantidad de horas/hombre, o aun reduciéndolas, abaratando los costos y aumentando la disponibilidad de bienes y servicios para un número cada vez mayor de personas que deben trabajar cada vez menos. El hombre se rebeló contra la
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(Aristóteles, 1974) 14

inmanencia y logró lo que sólo la mitología podía llegar a concebir pudiendo ahora trabajar y dedicar gran parte de su tiempo al ocio sin problemas. El avance no se detiene allí. El hombre, además de querer expandir sus capacidades, quiere usar sus conocimientos sobre la naturaleza para extender el alcance de su propia vida. El deseo de la inmortalidad no es algo nuevo en la historia del hombre. La medicina y la alquimia fueron dos grandes disciplinas dedicadas a encontrar la manera de mejorar la calidad de vida del hombre y alargar su efímera existencia en este mundo, tratando de hacernos inmunes a las calamidades a las que estábamos permanentemente expuestos. Pero algo ha cambiado a través de los tiempos. Después de dominar las enfermedades más comunes, de haber erradicado las plagas más mortales, de haber podido comprender el funcionamiento de todos nuestros órganos y cómo replicarlos, después de estudiar el genoma humano y estar a punto de comenzar a manipular el código genético directamente para evitar la aparición de enfermedades o agregar características “deseables” a las próximas generaciones, uno podría preguntar ¿Cuál es el próximo paso? En estos momentos competimos en un mercado cada vez más mecanizado, y para dotarnos de mayor fuerza, rapidez o memoria utilizamos herramientas como el ferrocarril, el avión o simplemente un Smartphone. Muy seguramente en las próximas décadas habrán nuevas y mejores herramientas que esas, lo que no sabemos es qué tipo de herramientas serán, pero aparentemente la inventiva humana apunta hacia un mundo de herramientas cada vez más integradas a su biología. En mi adolescencia disfrutaba viendo una serie de animé llamada Ghost in the Shell, la cual exploraba la idea de cómo el hombre, en su afán de expandir sus capacidades y tiempo de vida, agrega partes mecánicas a su cuerpo, bien sea para reemplazar órganos y extremidades perdidas, o para realizar trabajos de manera más eficiente y así poder competir en el mercado laboral26. Pero si las personas comienzan a modificar sus cuerpos para añadir habilidades que les sirvan en el ámbito laboral, vendrá una era donde quien no se modifique tendrá serias limitaciones para sobrevivir.

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(Oshii, 1995) 15

El hombre ya usa aparatos para sustituir algún sentido que no funciona correctamente, como el implante Coclear que ayuda a los sordos a superar su limitación, aunque el uso de ese implante no es suficiente para ser catalogado como una mejora ya que hay una condición limitante en principio y el aparato no provee de audición superior a la normal. Pero el científico Kevin Warwick es quien ha dado los primeros pasos para convertirse en el primer cyborg de la historia humana. Sus implantes pueden no ser tan llamativos y poderosos como los que veríamos en Ghost in the Shell, pero definitivamente le proveen de habilidades que un humano normal no posee y han abierto paso a investigaciones científicas acerca de una posible fusión entre dichos implantes y el sistema nervioso humano27. Esto parece indicar que poco a poco, el ser humano va a querer agregar nuevas características y habilidades a su cuerpo, bien sea para superar limitaciones o volverse más competitivo en el mercado laboral. Personalmente opino que tradiciones como las olimpíadas serán una reliquia del pasado muy pronto, o al menos tan pronto como cada quien sea libre de mejorar su cuerpo tanto como desee, sólo personas que no mejoren su cuerpo de alguna manera podrían competir de manera “justa”, y la tecnología será una tentación cada vez más difícil de evitar. Hubo también otro elemento de la mencionada serie animada que atrapó la atención de mi mente durante años y es lo relacionado con los límites de la humanidad. La trama futurista y sus premisas me hicieron preguntarme ¿Qué es lo que nos hace humanos? Esta provocadora pregunta también se la hace Ray Kurzweil, inventor y científico dedicado al área de la inteligencia artificial, cuando explora las posibilidades a las cuales nos podríamos enfrentar este mismo siglo. Si logramos reemplazar cada uno de nuestros órganos ¿seguiríamos siendo humanos? O al contrario, si logramos replicar las funciones cerebrales con una máquina, y transferir toda la información, conocimientos y personalidad de un sujeto a un cuerpo artificial ¿seguiría siendo humano?28 Los razonamientos de Kurzweil en su búsqueda por una respuesta me recordaron mucho a otro mucho más antiguo. Heráclito dijo una vez que un hombre no se podía bañar dos veces en un mismo río, no sólo porque el agua del río nunca es la misma y está en constante flujo, sino que el hombre estaba constantemente envejeciendo y cambiando. Este es más o menos el argumento seguido por
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Se puede visitar su sitio en internet en http://www.kevinwarwick.com (Kurzweil, 1999) 16

Kurzweil cuando se pregunta acerca de la consciencia humana. Si el ser humano está en constante cambio a nivel atómico y celular (reemplazando células y envejeciendo), pero lo único que no cambia son los patrones en los cuales esos átomos y células están organizados, entonces la copia de ese patrón también puede ser llamada humana independientemente de las partículas que lo conforman, de la misma manera que el Nilo siempre ha sido el Nilo, independientemente de las partículas de agua y arena que lo conformen en un momento dado. Es el patrón lo que cuenta entonces, y la inteligencia humana simplemente se ha encargado a través de milenios de encontrar patrones nuevos o copiar y mejorar los antiguos. Si la inteligencia humana está dada también por un patrón, como parece ser el caso29, es casi seguro que el hombre encontrará la manera de copiarlo y mejorarlo tarde o temprano. Vemos entonces que desde dos enfoques totalmente diferentes, ciencia y filosofía, se llegan a conclusiones muy parecidas sobre lo que le depara al hombre en el futuro. Por un lado, el hombre trata de ampliar sus capacidades y expandir el límite de su existencia a través del uso de los conocimientos adquiridos colectivamente a través de los métodos científicos. Parecen haber ramas de avance simultáneo en nuestra búsqueda por rebasar nuestras limitaciones actuales. La ciencia médica trata de replicar cada uno de los procesos fisiológicos o hacerlos más eficientes, creando órganos artificiales, o técnicas que atrasen la continua degeneración celular a la que estamos expuestos, así como la manera de crear mejores humanos a nivel genético. La computación está experimentando con la manera de replicar los procesos de aprendizaje humanos en computadoras, y la robótica está creando máquinas cada vez más eficientes y precisas que podrían fusionarse con un organismo, u organismos que pudiesen fusionarse con máquinas. Es decir que copiamos patrones naturales, los reproducimos, los mejoramos o inventamos nuevos. Por otro lado, nuestras fantasías, expresadas en libros y películas y que parecen provenir de razonamientos filosóficos totalmente válidos, nos tratan de dar una idea sobre hacia dónde podríamos ir, cómo nos vemos a nosotros mismos en el futuro como especie y nos hacen preguntas sobre los límites de nuestra humanidad que podrían convertirse en verdaderos dilemas éticos a medida que la tecnología avanza.

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(Kurzweil, 1999) 17

LA PRISIÓN DEL ALMA

Un libro clásico de la ciencia ficción que habla sobre nuestro posible destino como especie es el libro Odisea 2001 de Arthur C. Clarke. El autor deja ver una posibilidad casi herética de cómo el hombre podría continuar su evolución. El viaje de Bowman al final del libro es descrito como un pasaje por una estación espacial abandonada por una raza extraterrestre que, en su búsqueda de un vehículo más duradero y permanente para la inteligencia (verdadero telos de la vida), la habrían transferido a máquinas y naves, ya no tripuladas por seres frágiles de carbono, sino habitadas sólo por la consciencia. Estas máquinas inteligentes y conscientes habrían creado otras máquinas cada vez mejores hasta lograr descubrir un paso más allá en la conservación de la inteligencia: convertir la consciencia en una entidad de energía pura, capaz de viajar y existir eternamente, pudiendo así abandonar esas carcasas materiales y limitadas30. La evolución humana por medios naturales parece haberse detenido. De hecho, los procesos de selección natural en el hombre ya no se aplican debido a que la medicina hoy en día permite la sobrevivencia y reproducción del humano sin importar qué desventaja relativa pueda presentar desde su nacimiento. Así que el próximo paso evolutivo parece estar ya en manos del hombre. Si la Ley de Moore sigue mostrando características de ley, en los próximos 100 años podríamos estar en presencia de máquinas con el suficiente poder computacional para competir con el cerebro humano, es decir, nuestras creaciones podrán tener la capacidad de trascender ellas mismas. Los naturalistas seguramente gritarán de indignación y tratarán de prohibir la evolución en nombre de una antropomorfización del concepto de naturaleza, un supuesto ente suprahumano con designios misteriosos. Pero, como en cada ocasión que el hombre ha tenido de trascender en el pasado, cualquier reclamo será en vano. Como vimos anteriormente, las innovaciones humanas son tan naturales como las que existían antes de la aparición de la inteligencia sobre el planeta, y los argumentos contra las nuevas tecnologías seguirán surgiendo como lo han hecho durante miles de años. En el momento en que la nueva inteligencia aparezca, el hombre estará tan preparado como lo estuvo para la llegada
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del carro y del internet, algunos países adoptarán su uso rápidamente, mientras otros lo harán con renuencia y lentitud. De todos los patrones en los que conjuntos de partículas se puedan agrupar y que se han formado en la historia del universo, el que nos provee a nosotros de inteligencia es el más complicado y raro, así que lo lógico es tratar de atesorarlo, emularlo y mejorarlo, al tiempo que le damos más capacidades y un vehículo menos vulnerable y más independiente. Los robots son simplemente un paso lógico en la búsqueda de cómo hacer esas dos cosas. Aún está por verse si seremos nosotros quienes nos convirtamos gradualmente en máquinas, o si simplemente éstas serán nuestras hijas y herederas. Podríamos estar en puertas de una era en que nuestros cuerpos se conviertan en vehículos obsoletos y frágiles al tiempo que somos testigos de cómo las máquinas alcanzan los límites que nunca pudimos, se trazan otras metas y trascienden.

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