Vengo de una familia promedio, en donde soy el mayor de tres hermanos.
Una familia en donde s eme inculcó que la manera de tener éxito era trabajando duro, preparándose más y teniendo un deseo constante de querer seguir creciendo, tener esa ambición de siempre buscar más.
Cuando eres el mayor en toda la familia y no sólo en tu casa, cuando eres el primero que vienen a Monterrey, cuando todos te ponen atención para ver que haces y cómo lo haces, se empieza a sentir una gran responsabilidad.
Para mí era angustiante el pensar que pudiera defraudar o no responderle a muchas personas.
Siempre me veían las personas como una persona muy segura, muy confiada en sí mismo, que proyectaba seguridad, pero por dentro era un miedo y hasta cierto punto un agobio el no saber que cada paso que daba lejos de sentirme seguro, aumentaba mis dudas.

El que tu veas como tu futuro es incierto y mientras cada vez que tratas de avanzar sientas esa fragilidad en las cosas, familia, escuela y amistades, te hace sentir como que caminas por inercia y sin un rumbo fijo.
Desde que tengo memoria siempre he querido alcanzar una meta, que es hacer algo tan grande que al paso del tiempo mi nombre pudiera ser recordado.

Cuando se habla de grandeza, uno piensa en dios, quizás y piensa en mucha gente. Pero muchas veces no lo creemos.
La gente te dice, tu puedes, tienes mucho potencial y mucho futuro, que es lo que haces, simplemente sonríes y aceptas con cierta actitud de humildad, que mientras más lo escuchas más te lo crees, sin darte cuenta que poco a poco vas despegando los pies del suelo y te vas convirtiendo en una persona arrogante.

Lo difícil del caso es que las cosas no se detienen, y la última persona en darse cuenta casi siempre es uno mismo.

Cuando yo llegué aquí a Monterrey empecé a probar la libertad, esa sensación de sentir que no tenía que darle cuentas a nadie, y de alguna forma empecé a construir una nueva vida.
Y como alguna vez platicaba con mi papá y me decía que la vida está llena de relaciones, y si tu no eres capaza de formar buenas relaciones en un futuro pudieras sentirte solo o inclusive utilizado.
Uno es joven, ingenuo y de alguna forma ignora todo lo que la gente te dice, recuerdo incluso haber escuchado mucho la frase: “La mano que te da de comer, nunca se muerde”, cosa que me hacía mucho sentido, sin embargo cuando uno habla de cómo es la mayoría de las veces nunca es consciente, hasta que escuchas cómo es que te perciben las demás personas.

Me hice de muchas amistades, conocí muchas personas y nuca estaba solo; lo que yo no entendía es que el no estar solo no significa que no te sientas así. Recuerdo como le decía a mi mejor amiga que me sentía solo, y ella me decía precisamente eso: “Mario, nunca estas solo”. ¿Y porque nos sentimos solos? Porqué habría de darme miedo sentirme solo?
Poco a poco me empecé a dar cuenta como conocía mucha gente, pero así como entraban en mi vida, con la misma inercia salían.
Escucho en múltiples ocasiones la voz de mi amiga diciéndome o tratándome de dar a entender que yo usaba a la gente, que simplemente me divertía pasaba un buen rato, me daban su cariño y simplemente cuando me aburría, lo único que hacía era ir y conocer nuevas personas.

Es difícil darte cuenta que cuando volteas atrás, a pesar de estar rodeado de personas, sentir que muchos de ellos son completamente desconocidos, que los amigos que tu consideras e inclusive mencionas que son tus amigos ya no están tan cerca como tu creías, que los habías lastimado tanto que ya no los tenía cerca.
Darte cuenta como inclusive gente que pensaba que les agradaba, no era así, era una máscara que lejos de ponérmela yo, se la había puesto a mi mundo para creer que todo estaba bien.
Cómo puede ser posible? Me estresaba el pensar una razón, pero volvía a la arrogancia inicial, si ellos no quieren, es su problema, ellos se lo pierden, se pierden de alguien que siempre sonríe y estaba dispuesto a hacer todo por cualquier persona.

Inclusive lo menciono ahora y me pesa el decirme a mí mismo que era un hipócrita y falso, que vivía en base a máscaras.

Uno lo puede decir, y la gente lo puede creer, tu cabeza incluso lo puede creer, pero dentro de ti, en lo más profundo de tu corazón lo sientes? ¿Estaba yo dispuesto a entregarme a toda persona con la que yo me encontrara?

Cuantas veces no daba muestras de un aprecio, cuantas veces mencionaba algún elogio. Es fácil dar elogios, pero cuantas veces son realmente sinceros, cuantas veces te interesas al cien en la otra persona y despierta su entusiasmo y haces sentir más grande, más lista o mejor a la otra persona.

Historia de los candidatos a la presidencia.
Con uno lo sentí como el hombre más listo del mundo, con otro me sentí el más listo del mundo.

Nosotros somos un multiplicador de las cosas, y en todo momento podemos ayudar a las personas. ¿Cuántas personas no conocemos que necesitan una muestra de aprecio, o que quieren ser felices, o cuantos no conocemos que teniendo tanto lo perciben lo suficiente?
Me deprime observar como en esa vía de lograr beneficios únicamente materiales o pasajeros, van perdiendo la capacidad de vivir el maravilloso mundo de las cosas sencillas, como al risa de los niños, el beso de despedida o llegada de un ser amado, la sonrisa que te dieron cuando más la pedías, la mano que te brindaron cuando más la necesitabas.
A todo esto irónicamente me emociona que la única persona que se interponía en mi felicidad era yo mismo, porque en el momento que yo descubrí que mi felicidad era la gente( Quería ser sacerdote) , si yo cambiaba y aprendía a ganar relaciones iba a poder ser una persona plena.

Si tenemos algo tan grande para poder influir en las personas, para alcanzar nuestros sueños y alcanzar los de los demás, porqué no volvernos buenos en ganar amigos de manera sincera.

Todo se basa en un interés sincero. La gente lo siente y se contagia de manera instantánea.
En cada apretó de manos entregar el alma.
Con cada persona que vemos una sonrisa.
Algo tan simple como una sonrisa puede iluminar hasta el lugar más oscuro, algo tan simple como aprenderse el nombre de las personas, algo tan simple como escuchar y animar a que los demás hablen de sí mismos.

Frase que me gusta: “Pasaré una sola vez por este camino; de modo que cualquier bien que pueda hacer o cualquier cortesía que pueda tener para con cualquier ser humano, que sea ahora. No lo dejaré para mañana, ni la olvidaré, porque nunca más volveré a pasar por aquí.”

A veces se habla de que vivimos en un mundo de odio y desesperanza. Yo no veo eso, cuando volteo y los veo a cada uno de ustedes y aprende de personas que de todo corazón anhelo seguir y ser tan sólo un poco como ellos, me doy cuenta que el amor está en todos lados. Quizás y no es dignificado tanto como para salir en las noticias, pero en nuestra actitud está el poder influir de manera positiva a las personas.
Muchas veces no cuantificamos como un gesto puede influir de manera tan positiva a las personas.
Un gesto puede cambiar la vida de una persona.

Y quiero dejarlos con una historia.

Historia de los amigos.

"Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros para impactarlos de alguna manera".
Los amigos son una joya muy rara. Ellos hacen que uno sonría lo animan a que se tenga éxito en lo que se desea. Ellos saben escucharte, comparten sus palabras de aprecio y siempre quieren abrir su corazón hacia nosotros.
Hay que convertirnos en verdaderos amigos.