La película “The Legend of Bagger Vance” (EE.UU., 2000), llamada aquí en Latinoamérica Leyendas de Vida es un ejemplo claro de un proceso de coaching que no busca imponer ningún camino particular o determinada manera de pensar, sino pretende que el coachee adquiera consciencia de su propia vida y de la responsabilidad que tiene con ella.
Vance nunca impone, ni siquiera cuando se presenta mientras Junuh juega en medio de la noche. Su labor siempre es hacerlo consciente de las cosas que lo rodean, de la realidad: (“Un hombre dice que no juega al golf, pero está fuera en plena noche golpeando bolas a oscuras”) Y aunque ciertamente durante la película le inculca cierta filosofía, lo hace de manera sutil, tomando el juego como analogía para que sea su mismo protegido el que termine de unir los puntos y forme la idea. Confía en él y en su capacidad para discernir lo que tiene que hacer a partir de principios muy simples.
Vance suelta varias sutilezas muy interesantes a lo largo de la película. El cambio como una constante a la que hay que adaptarse (“El sol estará allí por la mañana. Y por la tarde allí. […] La forma cambiará. El mismo putt hará un recorrido por la mañana y otro por la tarde. ¿Ves esto? Un campo de golf […] Vive y respira como nosotros.”) Sobre cómo nos preocupamos tanto por el objetivo que perdemos de vista lo que hacemos para llegar a él. (“No puedes hacer que la bola entre. Olvídalo. Siente el palo. Siente el peso del palo. Respira hondo. Huele la noche. Escucha los ruidos nocturnos. Sigue con el swing. Siente la brisa del mar. Dentro de todos nosotros hay un auténtico swing. Sigue haciendo el swing hasta que formes parte del todo”) y sobre cómo, finalmente, la vida no debería tomarse como una carrera, o una competición, sino como un viaje que cada quien realiza con los medios que tiene y en la dirección que prefiera (“Un juego que no puede ganarse, sólo jugarse”)
Pocas cosas resultan tan motivadoras y potenciadoras como saberte dueño de tu destino y muchas veces nos olvidamos de que lo somos. La nota técnica señala algunos momentos en la vida profesional los que son muy importantes mantenerlo en mente.
El coaching, es el poema Invictus de William Henley, llevado a la acción:
“Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”